El Romanticismo literario es el movimiento que dominó la literatura en
Europa desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX, impregnado
de precisas tesis filosóficas formuladas y teorizadas por primera vez en las
páginas de “Athenäum”, por Novalis, Schleirmacher, los hermanos Schlegel y
otros. Viene a representar una anilla más, al decir de Jordi Llovet, de la cadena iniciada por Kant y la
“Aufklärung” alemana, el enciclopedismo francés y continuada por ciertos
representantes críticos a los postulados de la etapa anterior (Schiller,
Hölderlin, Herder...). No fue, pues, una
simple corriente literaria, sino un amplio movimiento cultural, político y
vital; un estilo de vida que ponía por delante la imaginación, la libertad y la
subjetividad. Los primeros síntomas del movimiento romántico en el Estado
español se encuentran, a partir de 1824, en la revista barcelonesa “El
Europeo”, publicación que representó la primera sistematización de los ideales
románticos en la península.
El término Romántico se empleó por primera vez en Inglaterra en el siglo XVII
con el significado original de `semejante
al romance´, con el fin de derrotar los elementos fantásticos de la novela
de caballerías muy importante en la época. Pero las verdaderas teorías románticas
aparecieron durante las dos últimas décadas del siglo XVIII con una eclosión en
Alemania desde 1800 hasta 1830 (en España llegó algo tardíamente, en especial
tras la muerte de Fernando VII y la
vuelta de los exiliados en 1833). En su base encontramos:
- una clara insatisfacción ante la
realidad;
- un profundo descontento respecto
una sociedad dominada por los valores burgueses.
El movimiento se inspiró en las teorías del filósofo Jean-Jaques Rousseau y
los escritos del alemán Johann W. Goethe.
Se suele considerar el manifiesto literario del romanticismo, el prólogo de
la segunda edición de las Baladas líricas
(1800) escrito por los poetas W. Wordsworth y S. Taylor Coleridge; en él se
trata de forma exhaustiva la importancia del sentimiento y la imaginación en la
creación poética y se rechazan las formas y los temas literarios
convencionales.
A pesar de la corta duración
que tuvo en España —en Catalunya coincide con elm oviiento de la “Renaixença”—,
este movimiento creó algunos géneros importantes como la novela histórica, la
leyenda y el drama heroico, al mismo tiempo que rehabilitó el romance, casi
olvidado en el siglo XVIII.
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